GRANADA HOY
Torres Hurtado duda que haya interés general en ampliar la entrada al monumento pasando de 3.000 a 16.000 metros cuadrados
El proyecto Atrio, de Álvaro Siza y Juan Domingo Santos, pretende dignificar los accesos a la Alhambra.
Los juzgados y los jueces se convierten en época preelectoral en
uno de los sectores más evocados por los políticos. Ayer, el alcalde de
la ciudad, José Torres Hurtado, recurrió a ellos para advertir a la
directora de la Alhambra, María del Mar Villafranca, que si sigue
empeñada en su idea de Atrio sin contar con el Ayuntamiento "serán los
jueces quienes decidan si este proyecto es de interés general o no".
Por hacer memoria. El actual equipo de gobierno ha advertido en varias ocasiones en los últimos meses al Patronato de la Alhambra que jamás le darán el permiso necesario para hacer la innovación del PGOU que abriría las puertas al proyecto del Atrio. María del Mar Villafranca les respondió hace unos días que ni falta que hace. Que la ley andaluza les ampara para hacer esta obra sin contar con el permiso municipal en base al interés general de los trabajos que se plantean que no pretenden mas que mejorar la atención a los miles de visitantes que pasan cada año por el monumento.
Llegados a este punto hay que analizar qué entiende cada parte por interés general. Torres Hurtado cree que pasar de 3.000 metros cuadrados a 16.000 en instalaciones terciarias a la entrada a la Alhambra no es de interés general. La concejal de Urbanismo, Isabel Nieto, añade un elemento más al debate: una vez que el Ayuntamiento autorice el proyecto escapará totalmente de sus manos el uso que se le dé a este equipamiento terciario, es decir que si la Alhambra quisiera montar una discoteca, o una droguería o unos cines en el Atrio, podría hacerlo.
"La señora Villafranca tendrá que demostrar que existiendo un plan general urbano que prevé 3.000 metros para el atrio ella quiera hacer 16.000, tendrá que demostrar muy mucho que el interés general es tan importante para hacer esa obra y además saltarse al Ayuntamiento a la torera", declaró Torres Hurtado.
El alcalde aprovechó la visita al barrio de los Pajaritos para recordar su compromiso de hacer un referéndum si vuelve a ser elegido alcalde de la ciudad en el que los granadinos podrán decir si están de acuerdo con el proyecto que plantea el Patronato de la Alhambra "o si me dan el apoyo para hacer un atrio razonable, no la barbaridad que quieren hacer".
"Interés general ¿de qué? o, mejor dicho "de quién?", se preguntó el primer edil.
El proyecto, diseñado por el portugués Álvaro Siza y el arquitecto Juan Domingo Santos, resultó ser el ganador del concurso internacional de ideas que el conjunto monumental convocó en 2010 para elegir su nuevo pabellón de acceso y centro de acogida e información de visitantes, que contará con un presupuesto final de 45 millones de euros.
Cada día a las puertas del monumento más visitado de España se agolpan miles de personas. Unas tienen entrada, otras no, pero todas tienen un único objetivo: acceder al complejo monumental nieve, truene o llueva. Precisamente para facilitarles ese tránsito se concibió el Atrio. Una actuación sobre un espacio de más de 21.000 metros cuadrados que conjuga sonidos y agua, luces y sombras y que permitirá erigir una infraestructura para dar cobijo a los turistas que podrán disfrutar de un café, un almuerzo o comprar algunos libros en una de las tiendas de la Alhambra.
Por hacer memoria. El actual equipo de gobierno ha advertido en varias ocasiones en los últimos meses al Patronato de la Alhambra que jamás le darán el permiso necesario para hacer la innovación del PGOU que abriría las puertas al proyecto del Atrio. María del Mar Villafranca les respondió hace unos días que ni falta que hace. Que la ley andaluza les ampara para hacer esta obra sin contar con el permiso municipal en base al interés general de los trabajos que se plantean que no pretenden mas que mejorar la atención a los miles de visitantes que pasan cada año por el monumento.
Llegados a este punto hay que analizar qué entiende cada parte por interés general. Torres Hurtado cree que pasar de 3.000 metros cuadrados a 16.000 en instalaciones terciarias a la entrada a la Alhambra no es de interés general. La concejal de Urbanismo, Isabel Nieto, añade un elemento más al debate: una vez que el Ayuntamiento autorice el proyecto escapará totalmente de sus manos el uso que se le dé a este equipamiento terciario, es decir que si la Alhambra quisiera montar una discoteca, o una droguería o unos cines en el Atrio, podría hacerlo.
"La señora Villafranca tendrá que demostrar que existiendo un plan general urbano que prevé 3.000 metros para el atrio ella quiera hacer 16.000, tendrá que demostrar muy mucho que el interés general es tan importante para hacer esa obra y además saltarse al Ayuntamiento a la torera", declaró Torres Hurtado.
El alcalde aprovechó la visita al barrio de los Pajaritos para recordar su compromiso de hacer un referéndum si vuelve a ser elegido alcalde de la ciudad en el que los granadinos podrán decir si están de acuerdo con el proyecto que plantea el Patronato de la Alhambra "o si me dan el apoyo para hacer un atrio razonable, no la barbaridad que quieren hacer".
"Interés general ¿de qué? o, mejor dicho "de quién?", se preguntó el primer edil.
El proyecto, diseñado por el portugués Álvaro Siza y el arquitecto Juan Domingo Santos, resultó ser el ganador del concurso internacional de ideas que el conjunto monumental convocó en 2010 para elegir su nuevo pabellón de acceso y centro de acogida e información de visitantes, que contará con un presupuesto final de 45 millones de euros.
Cada día a las puertas del monumento más visitado de España se agolpan miles de personas. Unas tienen entrada, otras no, pero todas tienen un único objetivo: acceder al complejo monumental nieve, truene o llueva. Precisamente para facilitarles ese tránsito se concibió el Atrio. Una actuación sobre un espacio de más de 21.000 metros cuadrados que conjuga sonidos y agua, luces y sombras y que permitirá erigir una infraestructura para dar cobijo a los turistas que podrán disfrutar de un café, un almuerzo o comprar algunos libros en una de las tiendas de la Alhambra.
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