-UNA NUEVA UNIDAD DE GESTIÓN PERMITE OPERAR A 45 OBESOS MORBIDOS EN 2.014- TRIBUNA CIUDAD REAL
Raquel Santamarta - domingo, 15 de junio de 2014
un empujón. La incorporación del Hospital Gutiérrez Ortega de Valdepeñas al programa de cirugía bariátrica acelerará la salida de una lista de espera quirúrgica que tiene 150 pacientes en fase de estudio.
Más de 150 obesos mórbidos están en fase de estudio para someterse a una intervención de reducción de estómago en el Hospital General Universitario de Ciudad Real (HGUCR), que en los primeros cinco meses de 2014 ha operado a 45 pacientes dentro de su programa de cirugía bariátrica. «Es un importante problema de salud pública», afirma el jefe de Cirugía General del HGUCR, Jesús Martín. Por eso, y ante la creciente cifra de casos, «se está dando un empujón a la lista de espera (anualmente se estaban operando a 60 personas) gracias a la creación de una unidad de gestión con el Hospital Gutiérrez Ortega de Valdepeñas». «Trabajamos con los mismos protocolos y estándares de calidad», según indica.
El estudio de la OCDE indica que en España, uno de cada seis adultos padecen sobrepeso y que la proporción de adultos en esa situación se ha incrementado en los últimos años aunque a un ritmo menor. En Ciudad Real, desde el año 2000 cerca de 540 ciudadrealeños, seis de cada diez con rostro de mujer, se han quitado un gran peso de encima. El bypass gástrico y la gastrectomía tubular (una técnica que se utiliza desde 2007 en los casos más extremos) son las principales soluciones quirúrgicas que se ofrece a estos pacientes, cuyo índice de masa corporal (IMC) -que se obtiene al dividir el peso en kilos por la altura en metros al cuadrado- se sitúa por encima de 40.
La intervención comprende dos fases. La primera consiste en el repliegue del estómago mediante una serie de grapas introducidas por vía laparoscópica (evita abrir el abdomen del paciente); y la segunda, en el desvío de los alimentos a una parte más alejada del intestino delgado para asegurar un menor periodo de aprovechamiento nutricional de la comida. De esta forma, se reduce la capacidad a un máximo de 50 centilitros. «Tanto por la restricción como por la malabsorción de los alimentos se consigue un control del peso a largo plazo», señala Martín.
sensación de saciedad. Cuando el estómago está lleno, el organismo segrega una hormona denominada colecistoquina, que actúa sobre el hipotálamo y da lugar a la sensación de saciedad. Y es que el objetivo no es otro que el paciente se sienta lleno casi enseguida y, al ingerir menos calorías, se obre en él el cambio con el desahucio a unos kilos ‘okupas’ que con el tiempo, al margen de sobresalir, acaban pasando factura en forma de graves repercusiones físicas, psicológicas y sociales para quien los soporta. (Más información en la edición impresa)
El estudio de la OCDE indica que en España, uno de cada seis adultos padecen sobrepeso y que la proporción de adultos en esa situación se ha incrementado en los últimos años aunque a un ritmo menor. En Ciudad Real, desde el año 2000 cerca de 540 ciudadrealeños, seis de cada diez con rostro de mujer, se han quitado un gran peso de encima. El bypass gástrico y la gastrectomía tubular (una técnica que se utiliza desde 2007 en los casos más extremos) son las principales soluciones quirúrgicas que se ofrece a estos pacientes, cuyo índice de masa corporal (IMC) -que se obtiene al dividir el peso en kilos por la altura en metros al cuadrado- se sitúa por encima de 40.
La intervención comprende dos fases. La primera consiste en el repliegue del estómago mediante una serie de grapas introducidas por vía laparoscópica (evita abrir el abdomen del paciente); y la segunda, en el desvío de los alimentos a una parte más alejada del intestino delgado para asegurar un menor periodo de aprovechamiento nutricional de la comida. De esta forma, se reduce la capacidad a un máximo de 50 centilitros. «Tanto por la restricción como por la malabsorción de los alimentos se consigue un control del peso a largo plazo», señala Martín.
sensación de saciedad. Cuando el estómago está lleno, el organismo segrega una hormona denominada colecistoquina, que actúa sobre el hipotálamo y da lugar a la sensación de saciedad. Y es que el objetivo no es otro que el paciente se sienta lleno casi enseguida y, al ingerir menos calorías, se obre en él el cambio con el desahucio a unos kilos ‘okupas’ que con el tiempo, al margen de sobresalir, acaban pasando factura en forma de graves repercusiones físicas, psicológicas y sociales para quien los soporta. (Más información en la edición impresa)
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