GRANADA HOY
Cruzar la Gran Vía se ha convertido en un suplicio para todos los usuarios del transporte público Las obras en diversos rincones de la capital, como el Campus de Cartuja o Constitución, colapsan cada día el centro histórico
"No puede ser que se tarde 20 minutos sólo en bajar la cuesta de Cartuja y otros 25 en ir desde el Triunfo a Reyes Católicos". Esa queja articulada por una joven estudiante de Marketing en la UGR es la que pone voz a los incontables lamentos que se escuchan en cualquier viaje en un autobús cuyo recorrido pase por las arterias principales del centro histórico de Granada. Si ya, además, parte del recorrido transita por las obras del Campus Universitario local y la Gran Vía, como le ocurre a la línea número 8, el camino se hace eterno.
Todo porque la capital está totalmente levantada por las obras, que ocupan varios puntos de la ciudad. Hasta ayer, el Camino de Ronda había perdido uno de sus carriles en sentido Villarejo por la renovación del asfaltado. La Avenida de la Constitución también vive una época de cierta remodelación con los trabajos a la altura de San Juan de Letrán. Cartuja es otro de los puntos 'álgidos'. Pero el centro de la cólera de los viajeros es la Gran Vía, una avenida que, en condiciones normales se tarde entre 3 y 5 minutos en atravesar pero que ahora obliga a 'perder' hasta media hora del tiempo de cada ciudadano. Como muestra un botón: según los datos oficiales, el número 4 -que va del Zaidín hasta Bobadilla- necesita unos 45 minutos para completar todo su itinerario; ayer, en hora punta, eran necesarios cerca de 80. Eso, unido a que, si la fortuna no acompaña, es posible que haya que esperar un cuarto de hora o más en la parada, a pesar de la existencia de aplicaciones móviles como la de GranadaBus, que informa del momento de llegada de cada vehículo.
El de la larga espera en el bus es, además, un tema muy recurrente entre los asientos. "¿Dónde voy a estar? ¡En el autobús todavía!", decía un hombre trajeado que parecía llegar tarde a su cita. Otros acudieron a su teléfono móvil para entretenerse. La música, los juegos o el Whatsapp parecían el mejor compañero de viaje. Pero, ¿alguien sabe lo que es la LAC? "Eso son los nuevos autobuses, ¿no?", responden la mayoría de ciudadanos. Para unos, únicamente es una forma de que el Ayuntamiento le "haga la competencia" a la Junta de Andalucía con el Metropolitano. Para otros, no significará una mejora en el acceso a la urbe. "La excusa de que es para minimizar la contaminación me la puedo llegar a creer, pero que digan que mejora la accesibilidad...", confesaba un señor a otro mientras viajaban de pie en uno de los vehículos de Rober.
Los retrasos causados en las líneas que circulan por Gran Vía están provocando que algunas personas lleguen tarde a su trabajo o a un determinado encuentro. El problema, aún más grave, es cuando las demoras originan la pérdida de otro transporte. Es lo que ocurre en números como el 10 o el 33, que tienen uno de sus altos establecidos frente a la Estación de Autobuses. El cabreo, las prisas y los agobios eran generalizados, y más ante la inminente venida del puente del 1 de mayo. Así, la de los estudiantes cargados con grandes maletas era estampa habitual. Y es que se podría decir que los largos trayectos están influyendo hasta en el carácter de los usuarios. "¡Tenga un poco más de respeto!", recriminaba una señora mientras otra pasaba de largo. "¡No se acumulen en las puertas!", vociferaba el conductor. Todo, entre los muchos suspiros de desesperación.
La concejal de Movilidad, Telesfora Ruiz, ha pedido en reiteradas ocasiones "paciencia". Para velar por la mejor circulación posible hasta finales de mayo -fecha prevista para la finalización de las obras-, el Ayuntamiento ha decidido que dos agentes de la Policía Local dirijan el tráfico ante la estatua de Isabel y Cristóbal Colón de final de Reyes Católicos. Efectivos que no acallaron el sonido del claxon de los automóviles. No es extraño que cada vez se vean más motos por las calles.
El Consistorio está aprovechando las obras de las nuevas paradas de la Línea de autobuses de Alta Capacidad para reparar también los hundimientos originados en varios tramos de la calzada. Paradas que aparecen y desaparecen, por lo que muchos transeúntes apenas saben dónde acudir para montarse en un número concreto. Otros prefieren bromear: "Yo ya me estoy acostumbrando, como hago el mismo recorrido todos los días". Chistes que no ocultan las "molestias", aglomeraciones y atascos que causan las tareas de los albañiles.
Quedan poco más de 20 días para el final de la 'odisea'. A ningún colectivo alegra, por ahora, el cambio en el sistema de movilidad. Usuarios, oposición política -como es natural- y conductores, que se muestran en contra de una posible renegociación de su convenio derivada de ello. A pesar de que es un sistema implantado en numerosas capitales europeas, los momentos previos están dejando mucho que desear y los granadinos parecen no tener esperanza en que sea un proyecto fructífero.
Todo porque la capital está totalmente levantada por las obras, que ocupan varios puntos de la ciudad. Hasta ayer, el Camino de Ronda había perdido uno de sus carriles en sentido Villarejo por la renovación del asfaltado. La Avenida de la Constitución también vive una época de cierta remodelación con los trabajos a la altura de San Juan de Letrán. Cartuja es otro de los puntos 'álgidos'. Pero el centro de la cólera de los viajeros es la Gran Vía, una avenida que, en condiciones normales se tarde entre 3 y 5 minutos en atravesar pero que ahora obliga a 'perder' hasta media hora del tiempo de cada ciudadano. Como muestra un botón: según los datos oficiales, el número 4 -que va del Zaidín hasta Bobadilla- necesita unos 45 minutos para completar todo su itinerario; ayer, en hora punta, eran necesarios cerca de 80. Eso, unido a que, si la fortuna no acompaña, es posible que haya que esperar un cuarto de hora o más en la parada, a pesar de la existencia de aplicaciones móviles como la de GranadaBus, que informa del momento de llegada de cada vehículo.
El de la larga espera en el bus es, además, un tema muy recurrente entre los asientos. "¿Dónde voy a estar? ¡En el autobús todavía!", decía un hombre trajeado que parecía llegar tarde a su cita. Otros acudieron a su teléfono móvil para entretenerse. La música, los juegos o el Whatsapp parecían el mejor compañero de viaje. Pero, ¿alguien sabe lo que es la LAC? "Eso son los nuevos autobuses, ¿no?", responden la mayoría de ciudadanos. Para unos, únicamente es una forma de que el Ayuntamiento le "haga la competencia" a la Junta de Andalucía con el Metropolitano. Para otros, no significará una mejora en el acceso a la urbe. "La excusa de que es para minimizar la contaminación me la puedo llegar a creer, pero que digan que mejora la accesibilidad...", confesaba un señor a otro mientras viajaban de pie en uno de los vehículos de Rober.
Los retrasos causados en las líneas que circulan por Gran Vía están provocando que algunas personas lleguen tarde a su trabajo o a un determinado encuentro. El problema, aún más grave, es cuando las demoras originan la pérdida de otro transporte. Es lo que ocurre en números como el 10 o el 33, que tienen uno de sus altos establecidos frente a la Estación de Autobuses. El cabreo, las prisas y los agobios eran generalizados, y más ante la inminente venida del puente del 1 de mayo. Así, la de los estudiantes cargados con grandes maletas era estampa habitual. Y es que se podría decir que los largos trayectos están influyendo hasta en el carácter de los usuarios. "¡Tenga un poco más de respeto!", recriminaba una señora mientras otra pasaba de largo. "¡No se acumulen en las puertas!", vociferaba el conductor. Todo, entre los muchos suspiros de desesperación.
La concejal de Movilidad, Telesfora Ruiz, ha pedido en reiteradas ocasiones "paciencia". Para velar por la mejor circulación posible hasta finales de mayo -fecha prevista para la finalización de las obras-, el Ayuntamiento ha decidido que dos agentes de la Policía Local dirijan el tráfico ante la estatua de Isabel y Cristóbal Colón de final de Reyes Católicos. Efectivos que no acallaron el sonido del claxon de los automóviles. No es extraño que cada vez se vean más motos por las calles.
El Consistorio está aprovechando las obras de las nuevas paradas de la Línea de autobuses de Alta Capacidad para reparar también los hundimientos originados en varios tramos de la calzada. Paradas que aparecen y desaparecen, por lo que muchos transeúntes apenas saben dónde acudir para montarse en un número concreto. Otros prefieren bromear: "Yo ya me estoy acostumbrando, como hago el mismo recorrido todos los días". Chistes que no ocultan las "molestias", aglomeraciones y atascos que causan las tareas de los albañiles.
Quedan poco más de 20 días para el final de la 'odisea'. A ningún colectivo alegra, por ahora, el cambio en el sistema de movilidad. Usuarios, oposición política -como es natural- y conductores, que se muestran en contra de una posible renegociación de su convenio derivada de ello. A pesar de que es un sistema implantado en numerosas capitales europeas, los momentos previos están dejando mucho que desear y los granadinos parecen no tener esperanza en que sea un proyecto fructífero.
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